Es una de las cuatro puertas que daban acceso a la villa medieval y que se cerraban por la noche hasta el alba.
Puerta-torre, salida natural hacia la ribera del Manubles, que conserva sus almenas y merlones con saeteras para su defensa, por lo que se llamó Castillejo de San Miguel.
Hasta principios del siglo XX se conservaron las puertas de madera que cumplieron con su función defensiva durante las guerras carlistas.
Bajo el arco siempre ha habido un cuadro dedicado a San Miguel Arcángel. El actual fue pintado por Baltasar Lapeña, vecino de Ateca y restaurado por la Escuela Taller “Damián Forment” de Zaragoza en 2001 colocándose en la fachada.
En la actualidad es propiedad del Ayuntamiento que la rehabilitó en 2008 mediante una Escuela Taller para albergar el Centro de Interpretación Puerta del Manubles y la Oficina de Turismo.
La fotografía antigua de la parte exterior del arco de San Miguel con las puertas de madera cerradas aparece en la "Breve Reseña Histórica de la villa de Ateca" de Francisco Ortega editada en 1924.