El Altar destaca por su la pieza en el frontal de 285 x 66 cm que ha de datarse por sus rasgos estilísticos en la segunda mitad del siglo XVI.
Se desconoce el autor o autores, pero durante el siglo XVI está documentada la presencia de numerosos bordadores en la Comunidad de Calatayud, y concretamente en Ateca entre 1550 y 1571 estaba avecindado el bordador Domingo García.
El campo de la pieza es de un tejido de color dorado con motivos en terciopelo carmesí del tipo “alcachofa”, muy característico del siglo XVI. Algunos apliques se han realizado en terciopelo carmesí liso.
Sobre ese campo se han aplicado piezas bordadas mediante la técnica del bordado sobrepuesto, realizadas en hilos metálicos de plata y oro e hilos de seda de colores intensos. Se distinguen diversos tipos de punto: punto de matiz en las vestiduras para recrear el volumen y el juego de luces y sombras, punto de pespunte, punto de cordoncillo de oro, etc.
Por otro lado, las imágenes se recortan sobre bellos paisajes naturalistas, donde se funden ciudades, mares, ríos, bosques, fuentes y animales, recreando un “telón realista” que sustituye a los fondos dorados característicos de este tipo de piezas en el gótico.
Desde el punto de vista artístico cabe destacar la sutileza del modelado, lograda a través del bordado, especialmente notable en los rostros y vestiduras de los personajes.
Esta pieza presenta, sobre el campo, una serie de bordados que representan a los doce apóstoles y Jesucristo. Las figuras se disponen bajo arcos de medio punto que apean en pilares formando capilletas.
Cada una de las escenas tiene de fondo un rico paisaje que crea perspectiva. En la mayoría de los casos se trata de paisajes meramente decorativos, con edificaciones, árboles, ríos, etc. Sin embargo, en otros casos, los paisajes ilustran la leyenda del apóstol, con abundantes detalles.